L’Ametlla de Mar es la población más septentrional de las Terres de l’Ebre. Con un término municipal de 66’87Km2 que acota con El Perelló, Tivissa y Vandellòs-L’Hospitalet del Infant, disfruta de 15 kilómetros de costa entre los que la caprichosa naturaleza buscó espacio para 29 maravillosas calas donde el mar azul se vuelve un verdadero cristal que acaricia a veces, la fina y blanca arena y en otras los pequeños guijarros que el agua y el viento han redondeado y moldeado a su gusto.
Turismo
Acantilados de gran belleza, roqueros encantadores y pinares que festejan con el mar, convierten l’Ametlla de Mar y su litoral en un entorno privilegiado, auténtico ejemplo del paisaje mediterráneo. La Ronda Litoral, recorrido que exhibe una de las siete Banderas Azul de la FEEA y que transcurre por el GR-92, ofrece la oportunidad a los amantes del senderismo de conjugar deporte, salud y naturaleza.
Cinco banderas Azul de la FEEA convierten a l’Ametlla de Mar en una de las poblaciones que más distintivos de calidad acapara de toda Cataluña, la Costa Daurada y del Ebro por sus playas.
La otra Bandera Azul es del Club Náutico de la Ametlla de Mar, un pequeño y lindo puerto deportivo con cabida para 300 amarres que dan salida a la afición de los navegantes y los deportes náuticos, práctica que alcanza la máxima extensión con la variada oferta de la Estación Náutica Costa Daurada.
Tradición marinera
Pero no es el deporte náutico el principal nexo de unión entre l’Ametlla de Mar, La Cala, tal y como lo llaman sus pobladores, los caleros, sino el sentimiento de pertenencia a una cultura marinera y pescadora forjada con el viento y la salinidad, que se ha ido desarrollando a través de los años y que ha marcado su carácter.
La relación sentimental de l’Ametlla de Mar con el Mediterráneo, explica que en el año 1775, unos pescadores del Grao de Valencia buscaran abrigo del viento y fundaran la aldea de La Cala de l’Ametlla, embrión de la que sería posteriormente l’Ametlla de Mar, con 7.700 habitantes censados en la actualidad, convirtiendo al puerto pesquero y la fachada marítima en su imagen más característica y en el centro de la actividad diaria. El de l’Ametlla es uno de los principales puertos pesqueros de Cataluña, tanto en capturas de pescado como en volumen de negocio, acogiendo una gran diversidad de sectores pesqueros y artes de pesca. El arrastre, el trasmallo y el cerco han sido tradicionalmente los más numerosos, aunque en los últimos años se ha producido la importante irrupción de la única flota atunera del Mediterráneo español y la proliferación de destacados negocios de acuicultura.
Gastronomía
Históricamente ligada a la pesca, l’Ametlla de Mar exporta día a día una de sus principales riquezas, el pescado y el marisco, productos de indudable calidad favorecidos por el valor añadido que les dan las especiales características naturales que aportan los nutrientes del río Ebro en la plataforma deltaica.
Gastronómicamente rica, cuya cultura culinaria se ha heredado de padres a hijos y que se ha gestado en las cocinas de las barcas, l’Ametlla de Mar ofrece una variada oferta gastronómica, que combina la tradición con la innovación. «L’Arrossejat» o el arroz en la masqueta, los fideos dorados o el suquet calero y recientemente la exquisita cocina del atún rojo, son algunas de las especialidades culinarias de la población.
Naturaleza
Dos Espacios de Interés Natural como Santes Creus, con una de las pocas colonias existentes de fartet y samarugo-especie endémica en peligro de extinción – y el puerto natural del Estany, enriquecen el patrimonio natural de l’Ametlla de Mar.
Este Mediterráneo, cuna de civilizaciones, ha sabido ser generoso con el fondo marino de l’Ametlla de Mar, convirtiéndolo en preciado objetivo por los amantes del submarinismo y las actividades subacuáticas. A su belleza, hay que añadir la gran riqueza natural y faunística que se breza entre una de las praderas de Posidonia Oceánica mejor conservadas del litoral catalán.
Historia
La población, está estrecha ente ligada a los vestigios históricos del Castillo de San Jorge de Alfama, construcción encomendada por Pedro I el Católico en el año 1201, que fue derribado en la Guerra de los Segadores y posteriormente mandado reconstruir como fortaleza militar por Carlos II 1684, y originariamente sede de la única Orden militar eminentemente catalana, que habitó y protegió esta edificación defensiva, y que hoy se ha convertido en el principal patrimonio histórico del municipio.
La memoria histórica también ha hecho que recientemente se museizara y se habilitara para vistas el búnker de artillería de Port Olivet, conocido popularmente como Las Fortificaciones.
Atractiva también la historia reciente de que las profundidades del mar se han encargado de guardar y convertir en eterna, al acoger en su abismo, más de una decena de barcos hundidos, algunos datados de la 1a Guerra Mundial y otros originarios de otras hazañas bélicas anteriores y hallazgos de la época romana.
Cultura
En el ámbito de la cultura, en L’Ametlla se encuentra el Museo de la Cerámica, infraestructura que acoge más de 4.500 piezas de barro popular y tradicional de la península Ibérica, y donde se pueden conocer sus orígenes y su diversidad de usos, funciones y procesos de elaboración.
Por otra parte, el Centro de Interpretación de la Pesca, ubicado en los antiguos porches de la lonja del pescado, ha contribuido en los últimos años a dotar a la localidad, de un espacio adecuado para conferencias, exposiciones y actividades culturales.
Fiestas Locales
L’Ametlla de Mar celebra el día de su Fiesta Mayor el 2 de febrero, día de la Virgen de la Candelaria. La procesión en honor de su patrona, hace salir los caleros y caleras en procesión con la única luz de las velas y su devoción espiritual.
A diferencia de otras muchas poblaciones de tradición pesquera, l’Ametlla celebra su festividad de verano, el 29 de junio, día de San Pedro Pescador con una procesión marítima.