El GR-92 es un sendero que transcurre por caminos y viales a lo largo de todo el litoral mediterráneo, desde la frontera con Francia, en Port-bou hasta enlazar con el GR-7 en Tarifa y es uno de los recorridos costeros más atractivos del territorio, que ya se ha convertido en un trayecto de culto por los miles de amantes de la naturaleza y el senderismo que lo recorren a lo largo del año.

Desde l’Ametlla de Mar se puede hacer el trayecto hasta el puerto de L’Ampolla en tren. Después de tomar fuerzas con un buen desayuno, se inicia una caminata de unos 18 kilómetros de recorrido, siguiendo el GR-92 y atravesando los términos municipales de L’Ampolla, el Perelló y l’Ametlla de Mar, siguiendo caminos de ronda entre pinos y roqueros que capturan al caminante por su gran belleza natural.

Lo primero que se encontrarán los caminantes, serán las playas de la zona norte de L’Ampolla, muy diferentes a las arenosas playas del sur. Avellanes, Capellans y Baconer serán la primera tarjeta de visita de un camino con muchas sorpresas. Desde la Punta de Pinyana hasta llegar a Cap Roig será un buen momento para empezar a tomar imágenes con el móvil o la cámara fotográfica, justo antes de que las calas de Morro de Gos y Santa Llúcia nos den la bienvenida el término municipal del Perelló.

Este entorno pasando por Cala Moros hasta la Punta del Águila es un privilegio para los ojos, que funden las tonalidades azuladas del cielo y el mar en un mismo elemento.

Los caminantes llegarán a una de las joyas del recorrido. Se trata del Illot, un brazo de tierra fantástica conquistado en el mar del que quedarán enamorados. Alrededor de este lugar, ya en el término de L’Ametlla de Mar, es la mejor ocasión para realizar un pequeño descanso y avituallamiento para reponer fuerzas para el resto del camino pendiente.

 

En la reanudación, se continuará camino bordeando el mar como inseparable compañera de viaje. Las calas del estany Podrit y de la Llenya serán testigos del paso de los caminantes hasta llegar a la Cala Santes Creus, una zona PEIN protegida, sobre todo por su laguna costera, habitada por dos especies endémicas como el fartet y el samarugo.

La Cala de Port Olivet da paso a las fortificaciones de la Guerra Civil Española y a la cercana playa del Estany, antesala de uno de los parajes más encantadores del recorrido, el puerto natural del Estany, en primer lugar, utilizado por los pescadores de la Ametlla de Mar para proteger sus barcas de los temporales y donde el Mediterráneo pone sus aguas al abrigo. Pasado este lugar, las calas de Bon Capo y Pepo, el Club Náutico y el puerto pesquero de l’Ametlla de Mar donde finaliza nuestro recorrido.

 

Pinos allanados por el capricho del viento, arenales y cantos rodados moldeados por el agua, acantilados abruptos y roqueros más característicos de un paraje lunar, habrán acompañado a los participantes durante las cerca de cinco horas que dura el trayecto, de una dificultad media /baja.

Es necesario llevar ropa cómoda y calzado adecuado, crema de protección solar y sombrero, además de una botella de agua.

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